VACACIONES ESCOLARES escrito por Pilar Rubert Saura, coordinadora de XiCaEs
Todos somos conscientes de que en verano hay que relajarse. Pero esto no quiere decir que tengamos que retroceder, como sucede en algunos casos. Es una lástima que tanto de esfuerzo realizado se pueda ver menguado en dos meses. No podemos olvidarnos por completo de lo que hemos ido aprendiendo a lo largo de casi 10 meses.
Si en familias con hijos/se ‘neurotípicos’ ya se ve, en algunos casos, que la total relajación del verano hace mella, al llegar septiembre, esta problemática se ve agraviada en familias con hijos/as que presentan diversidad funcional.
Durante el periodo lectivo, los niños/as, sus familias y los profesionales que los han tratado han hecho un gran esfuerzo por mejorar y en algunos casos mantener sus funcionalidades. Llegada la época estival, este esfuerzo se ve interrumpido por la relajación de las vacaciones, poniendo “la ficha en la casilla de salida” al llegar septiembre.
El día es más largo en verano, con lo cual, se pueden distribuir mejor las horas en momentos de ocio pero sin olvidarnos del refuerzo.
Las terapias se pueden equiparar a un tratamiento. Por ello, su interrupción total durante dos meses resulta contraproducente por las siguientes razones:
- Porque la interrupción repentina del tratamiento puede suponer un retroceso en los conocimientos y aprendizajes que se han ido adquiriendo durante el año.
- Porque las vacaciones suponen, en parte, una buena oportunidad de aprendizaje para los niños, que al estar más relajados tienen más libertad horaria y menos exigencia académica, mostrándose así más receptivos a la hora de hacer las tareas.
- Porque es también una oportunidad para implicar a la familia en el tratamiento. A causa de las obligaciones familiares y laborales, los padres tienen dificultades para apoyar el desarrollo de sus hijos como les gustaría, contando en los meses de vacaciones con un tiempo importante para ello.
- Porque al acabar el curso no desaparecen las dificultades y en verano se pueden reforzar objetivos que, bien por las propias dificultades, por la rutina, el estrés o por otros motivos, no se acabaron de conseguir.
Esto no quiere decir que no dediquemos tiempo a la desconexión y el ocio, puesto que son muy importantes. Podemos dedicar días a la total relajación e invertir algunas horas a reforzar el aprendizaje con el fin de que todo lo realizado durante el año no resulte afectado durante las vacaciones escolares.

Pilar Rubert Saura- Coordinadora
Integradora Social
Dilatada experiencia en proyectos destinados a niños/as que presentan necesidades educativas especiales.
Coordinadora de la mayor parte de los Campus Natura que se han llevado a cabo hasta la actualidad.