El duelo

EL DUELO POR COVID- 19 escrito por Alicia Fonfría Moreno, psicóloga de XiCaEs

La pérdida de un ser querido puede ocasionar un dolor profundo y, aunque sabemos que es parte de la vida, el shock y la confusión puede dar lugar a períodos de tristeza y, el algunos casos, de depresión.  La reacción ante la muerte de un ser querido puede ser muy distinta entre las personas, apoyándonos en nuestros propios recursos para hacer frente al dolor. El apoyo del entorno social y llevar unos hábitos saludables son fundamentales para recuperarse de la pérdida. No hay un tiempo determinado para superar la muerte de esa persona, dependerá de cada persona cómo gestione esa situación. En algunos casos, este duelo se alarga en el tiempo, interfiriendo en el día a día de la persona que lo sufre, es lo que se conoce como duelo complicado. La naturaleza traumática de la muerte y la falta o escasa red de apoyo social son factores de riesgo que predicen un duelo complicado. Las características que causan un duelo traumático son:

  • RAPIDEZ: la persona no ha tenido tiempo para asimilar la nueva situación.
  • SORPRESA: no ha podido prepararse ni anticipar la situación.
  • INCERTIDUMBRE: falta de predicción de los acontecimientos.
  • IMPOTENCIA: la persona siente que no ha podido hacer nada para cambiarlo.
  • INCOMPRENSIÓN: la persona no ha podido entender el por qué, no ha tenido información adecuada.
  • SOLEDAD EN EL MOMENTO: no ha podido apoyarse en sus seres queridos en ese duro momento.
  • SOLEDAD POSTERIOR: no tiene ese apoyo social para poder hablar de la pérdida.
  • DESBORDAMIENTO: la persona no tiene los suficientes recuroso para poder autorregularse.

Como se puede observar, estas características están presentes en la situación actual generada por la pandemia, la cual está provocando una situación de dolor inmensa en quienes han perdido a un familiar por el coronavirus. Así, las personas que se enfrentan a este duro golpe no pueden realizar rituales significativos de despedida, tienen un acceso muy limitado a su red de apoyo natural, incrementando la soledad que padecen. Más aún, se da un doble duelo, puesto que la propia red de apoyo está afectada por un trauma. Asimismo, la persona encuentra dificultades para obtener ayuda especializada.

Ante esta situación, hay diversas estrategias que se pueden utilizar para afrontar la muerte de esa persona:

En primer lugar, es fundamental aceptar nuestras emociones y sentimientos. La pérdida conlleva sentirnos tristes, rabia, impotencia, frustración. Todos estos sentimientos son completamente normales, por lo que es conveniente dejarles sitio y no luchar contra ellos. Aceptar y vivir las emociones tal como son nos ayudará a gestionarlas mejor.

Como se ha comentado anteriormente, el apoyo de nuestros de seres queridos es fundamental en el proceso. Hablar con nuestros familiares y amigos sobre la muerte de nuestro ser querido es esencial, para hacerles conscientes de que su ayuda nos es necesaria. Asimismo, si somos esa red de apoyo, es necesario tener en cuenta evitar frases de ánimo que no son útiles para la persona. Nuestra ‘presencia’, el estar ahí y escuchar a la persona es más terapéutico que cualquier palabra que podamos decir.

En tercer lugar, podemos recordar la vida de la persona fallecida. Mientras dure la situación de confinamiento, podemos realizar actividades como recopilar fotos de la persona que hemos perdido y elaborar un libro donde recojamos cómo era la persona, qué atributos le definían, qué actividades le gustaba hacer, qué momentos habéis vivido juntos (viajes, celebraciones). Otra actividad que podemos hacer, es un escrito recordando a la persona y publicarlo en redes sociales. No solo actúa como canalizador de emociones, sino que, además, permitimos a nuestra red social que nos muestre su apoyo y cariño, y les proporcionamos un espacio para que ellos también puedan recordar a la persona. Cuando pase la situación del estado de alarma, podemos llevar a cabo el ritual que hubiésemos querido. Independientemente del lugar, reunirnos con nuestra familiar y amigos y recordar a la persona puede resultar ser muy sanador.

Mantener unos hábitos saludables es esencial en todo el proceso. Descuidarnos y olvidarnos como personas solo reforzará el dolor, haciendo más dura la situación. Mantener una buena alimentación, un ejercicio continuado y descansar es fundamental para sentirse día a día mejor.

El duelo en esta situación se hace más complicado si cabe. La pérdida de la persona querida junto a la imposibilidad de despedirnos, de no haber podido estar en los últimos momentos junto a ella, provoca una gran tristeza. Pero esta tristeza está íntimamente ligada al amor hacia esa persona. Y no podemos entender la una sin el otro. La tristeza y el dolor de la pérdida son consecuencia de una relación profunda de amor y afecto con esa persona. Recordarla desde el amor, las vivencias junto a ella y todo lo bueno que nos aportó es el mejor regalo que podemos hacerle, esté donde esté.

Alicia Fonfría Moreno- Psicóloga

Licenciada en Psicología en el 2008. Máster en Psicología General Sanitaria y Psicopatología, Salud y Neuropsicología.

Trayectoria profesional: Investigadora de la UJI durante cuatro años trabajando con pacientes con daño cerebral adquirido y enfermedades neurodegenerativas.

En la actualidad trabaja con pacientes con esclerosis múltiple, personas con discapacidad intelectual y niños con trastornos del neurodesarrollo en el proyecto Xicaes.