APOYO CONDUCTUAL POSITIVO escrito por Maria José Jorge, psicóloga de XiCaEs
Constituye una técnica de intervención y aprendizaje, aplicable, con carácter general, a todas las personas, presenten o no presenten algún tipo de diversidad funcional. Si bien el Apoyo Conductual Positivo es aplicable a diferentes tipos de conducta, su núcleo genuino y principal de intervención es el de las conductas problemáticas.
Como vimos en la publicación anterior ”Problemas de Conducta”, una conducta problemática es aquella que por su intensidad, duración o frecuencia afecta negativamente al desarrollo personal del individuo, así como a sus oportunidades de participación en la comunidad. Esas conductas problemáticas incluyen no sólo conductas disruptivas, agresivas u ofensivas, que quizá sean las más habitualmente referidas, por ser también las más visibles y las más molestas, sino también otras conductas, más discretas, de retraimiento o falta de atención (algunos ejemplos serían actitudes de aislamiento, marcada inactividad, tristeza, falta total de entusiasmo, sueño excesivo, importantes dificultades de concentración).
Lo primero que interesa resaltar es que los enfoques utilizados tradicionalmente para "manejar" las conductas problemáticas no suelen resultar eficaces principalmente por dos razones:
- La primera, porque las intervenciones conductuales se han interesado poco por comprender quién es la persona que presenta las conductas problemáticas, cuáles son los contextos en los que aparecen, cuál es la función que estas conductas desempeñan para la persona y qué objetivo persigue ésta última cuando presenta una conducta de este tipo.
- La segunda, porque las intervenciones conductuales se han centrado básicamente en aplicar respuestas orientadas a suprimir o controlar la conducta -respuestas aversivas-, en lugar de centrarse en enseñar a la persona con diversidad funcional habilidades alternativas que constituyan una forma apropiada de alcanzar el mismo objetivo que el que le permite alcanzar la conducta problemática. Este elemento de enseñanza de habilidades alternativas relaciona directamente el Apoyo Conductual Positivo con la enseñanza y el aprendizaje de conductas adaptativas, aplicable con carácter general a la adquisición de nuevas conductas, sin que las mismas se dirijan a sustituir a una conducta problemática.
Aquí se parte de un enfoque diferente, alternativo al enfoque tradicional. El Apoyo Conductual Positivo está diseñado para ayudar a responder con eficacia, en diferentes contextos, a las conductas problemáticas de las personas con diversidad funcional, ajustándose a las necesidades y preferencias de la persona, una vez detectadas las variables que inciden en la ocurrencia de la conducta problemática y determinar la función que tiene y el objetivo que persigue.
Las pautas que se ofrecen desde el apoyo conductual positivo son aplicables en cualquier contexto en el que se presten apoyos a las personas con diversidad funcional: ámbito doméstico y familiar, ámbito residencial, contexto escolar o laboral, servicios de atención diurna, u otros que constituyan un lugar de vida o de adquisición de habilidades para estas personas.
El Apoyo Conductual Positivo se estructura en torno a cuatro fundamentos básicos que se describen a continuación, compartiendo los tres primeros con los principios básicos de los problemas de conducta, de los que pudimos ya saber en la publicación “Problemas de conducta” y que repasamos ahora rápidamente.
Fundamento 1º.- Las conductas problemáticas están directamente relacionadas con el contexto en el que se producen.
Las conductas problemáticas suelen venir provocadas por algo que sucede en el entorno de la persona que las presenta y estas influencias ambientales pueden ser acontecimientos importantes o hechos anodinos, pueden proceder de elementos externos o responder a factores internos a la persona que presenta la conducta. En otros términos, las conductas problemáticas ocurren por una razón, tienen una causa concreta, y no pueden interpretarse y considerarse como un simple síntoma de la diversidad funcional y propio de ésta; cuando ocurren, por lo tanto, son indicio de que algo en el ambiente no se adapta a las necesidades de la persona.
Fundamento 2º.- Las conductas problemáticas tienen una función muy concreta para la persona que las presenta.
Las conductas problemáticas persiguen un objetivo específico, es decir, presentan una clara utilidad para la persona; así, una persona puede presentar una conducta problemática cuando pretende escapar o huir de situaciones que le disgustan o, por el contrario, para conseguir acceder a actividades, objetos o relaciones que desea.
Es importante tener presente que cuando se indica que la conducta tiene una función, no significa necesariamente, que se trata de una función operativa e intencionada. Puede tratarse de una función operativa, pero no consciente, no desarrollada intencionadamente, y puede tratarse también de una función no operativa, que obedece a una causa subyacente como ocurre con frecuencia en casos en los que la conducta tiene una causa orgánica.
El Apoyo Conductual Positivo parte de que las personas con diversidad funcional presentan conductas problemáticas porque no han adquirido o han perdido la habilidad necesaria para ofrecer respuestas socialmente aceptables que les permitan conseguir los resultados deseados y que les resulten tan útiles como las conductas problemáticas para ese fin.
Fundamento 3º.- Las intervenciones más eficaces se basan en un profundo conocimiento de la persona, de sus contextos sociales y de la función que, en dichos contextos, desempeñan sus conductas problemáticas.
En la actualidad, los resultados de las investigaciones apuntan a que las intervenciones más eficaces son las que se basan en alcanzar, a través de la evaluación funcional, un buen conocimiento de las influencias contextuales -de actividad, ambientales, personales y sociales -que inciden sobre la persona con diversidad funcional, por un lado, y de la función que, en dichos contextos, desempeñan para ella las conductas problemáticas, por otro. Una vez determinadas las influencias ambientales y una vez conocida la función que desempeña la conducta problemática, el objetivo es triple:
- modificar estas variables para minimizar las situaciones que resultan desestabilizadoras para la persona con diversidad funcional;
- enseñarle conductas alternativas socialmente más aceptables;
- motivarle para que utilice estas habilidades alternativas.
Fundamento 4º.- El Apoyo Conductual Positivo debe basarse en valores respetuosos de la dignidad de la persona, de sus preferencias y de sus metas individuales.
El Apoyo Conductual Positivo se basa en valores centrados en el respeto a la dignidad de la persona, independientemente de su capacidad de comprensión o de la naturaleza y gravedad de sus conductas problemáticas. Esto implica que se debe optar por intervenciones que no estigmaticen a la persona con diversidad funcional y que, como tales, serían aceptables y asumibles en cualquier contexto ordinario y en relación con personas de su misma edad que no tuvieran diversidad funcional.
Es necesario, además, que las intervenciones tengan en cuenta las preferencias y metas de la persona con diversidad funcional, en lugar de limitarse a conseguir resultados considerados importantes y significativos únicamente para el personal que le atiende o para sus familiares. Desde esta perspectiva, el Apoyo Conductual Positivo debe aplicarse en el marco de la Planificación Centrada en la Persona y debe ofrecer a la persona con diversidad funcional toda una variedad de oportunidades: facilitar el establecimiento y el mantenimiento de relaciones de amistad; mejorar las relaciones sociales; participar en actividades ordinarias de ocio o trabajo y otras actividades comunitarias; acceder a actividades o situaciones que la persona con diversidad funcional aprecia y disfruta; y potenciar su capacidad para tomar decisiones, aumentando su abanico de oportunidades para elegir.
Desde esta perspectiva, resulta indispensable que no sólo el personal sino también la familia y otras personas cercanas asuman la necesidad de ofrecer esas oportunidades y mantengan la mente abierta a las novedades y a las nuevas posibilidades.
Teniendo en cuenta lo anterior, puede afirmarse que el Apoyo Conductual Positivo se caracteriza por dos elementos esenciales:
- es un enfoque basado en valores centrados en el respeto a la dignidad de la persona;
- intenta responder, de forma individual y personalizada, a las necesidades específicas de la persona a la que se aplica.
El primer paso para su aplicación es proceder a una evaluación funcional de la conducta problemática, al objeto de identificar los factores del entorno -variables de actividad, ambientales, personales y sociales- que inciden o provocan las conductas problemáticas y de determinar las preferencias e intereses de la persona así como sus fortalezas individuales. Sobre la base de esta evaluación se elabora un plan de apoyo conductual específicamente diseñado para responder a sus necesidades individuales, que contiene múltiples intervenciones de apoyo que ponen el énfasis en el entrenamiento en habilidades alternativas, en el diseño de adaptaciones ambientales y en la introducción de mejoras en el estilo de vida. La finalidad última del Apoyo Conductual Positivo es conseguir resultados significativos a largo plazo.
El éxito no se mide únicamente en términos de disminución de las conductas problemáticas, sino también en términos de mejoras alcanzadas en el uso de habilidades alternativas y en la calidad de vida de la persona. Así que no hay que mostrarse impaciente, ni frustrarse por no ver mejoras inmediatas. Resulta esencial que quienes forman parte del entorno directo de la persona, tanto en los servicios de atención como en casa, observen atentamente los cambios advenidos en el entorno, incluso si parecen irrelevantes. Muchas veces tendemos a pensar que todo está igual, que nada ha cambiado, cuando en realidad sí han cambiado algunos elementos del entorno en los que no nos hemos fijado.
Apoyo Conductual Positivo. Algunas herramientas para afrontar las conductas difíciles. Cuadernos de Buenas Prácticas – Nº 10. Madrid: FEAPS. Goñi, M.J.; Martínez, N.; Zardoya, A. (2007).
Buenas Prácticas. Apoyo Conductual positivo Autor Centro de Documentación y Estudios SIIS Dokumentazio eta Ikerketa Zentroa Fundación Eguía-Careaga Fundazioa Edición Diputación Foral de Álava

María José Jorge Esteve- Psicóloga
Licenciada en Psicología en la Universitat Jaume I. Especialista en Desarrollo Infantil y Atención Temprana.
Trayectoria profesional: Amplia experiencia en apoyo a personas afectadas de parálisis cerebral y patologías afines.
Actualmente trabaja como psicóloga en XiCaEs realizando intervenciones con niños con capacidades especiales y sus familias.