Las alergias alimentarias en verano

LAS ALERGIAS ALIMENTARIAS EN VERANO escrito por Pilar Rubert Saura, coordinadora de XiCaEs

Con la llegada del buen tiempo y las vacaciones son más frecuentes los viajes, así como las comidas fuera de casa, lo cual supone un cambio en las rutinas y una posible relajación en las medidas de vigilancia recomendadas para aquellos niños con a alergias alimentarias. Es en los momentos de descanso o fuera del ambiente cotidiano donde pueden surgir situaciones inesperadas o exposiciones no controladas a aquellos alimentos que tenemos que evitar.

Para evitarlo y poder disfrutar de estos momentos, compartimos pautas y consejos del Comité de Alergia a Alimentos de SEAIC:

• Antes de viajar es importante informarnos de si el medio de transporte que usaremos puede suponer algún tipo de riesgo porque se repartan comidas en su interior. Algunas compañías ofrecen menús especiales. En los hoteles también es útil saber si ofrecen menús especiales o medidas de seguridad en el comedor para evitar contaminaciones cruzadas.

• Si se viaja en avión, tren o barco puede solicitar a su alergólogo el documento que acredita la necesidad de llevar “adrenalina autoinyectable en medios de transporte”. Un documento confeccionado por el Comité de Alergia a Himenópteros de la SEAIC en sus versiones en inglés, francés y español.

• Es aconsejable siempre llevar, no solo la tarjeta sanitaria sino también, un informe que describa el tipo de a alergia alimentaria y el tratamiento recomendado en caso de reacción adversa. Puede ser útil para poder solicitar los menús especiales en los hoteles, así como si requerimos asistencia médica de cualquier tipo, no solo en urgencias sino cualquier otra que supongo ingreso hospitalario.

• Botiquín: es imprescindible llevar siempre todo el tratamiento que necesitamos en caso de reacción a alérgica (adrenalina, antihistamínicos, corticoides…) según la pauta del alergólogo. No sabemos cuando nos puede hacer falta ni dónde y si podremos conseguirlo allí donde estemos.

• Si viajamos al extranjero, además de todas las recomendaciones previas, deberíamos saber el nombre de los alimentos a los cuales somos alérgicos en el idioma del país que visitaremos. Podemos llevarlos escritos en una tarjeta y enseñarlos allí donde vayamos a comer para asegurarnos que entiendan nuestras alergias alimentarias.

La mayoría de las reacciones alérgicas a alimentos son causadas por nueve grupos de alimentos, cuatro de origen animal (leche de vaca, huevo, pez y marisco) y cinco de origen vegetal (legumbres, frutos secos, cereales, frutas y verduras). Las legislaciones de países desarrollados tienen en común la declaración obligatoria de ocho “alérgenos principales”: leche, huevo, pescado, mariscos, crustáceos, nueces de árbol, trigo, cacahuete y soja. La normativa europea es más exigente aumentando el número a 14 alérgenos de declaración obligatoria: cereales que contengan gluten (trigo, centeno, cebada, avena, espelta, kamut o sus variedades híbridas), crustáceos, moluscos, huevo, pescado, cacahuete, soja, leche, frutos de corteza (almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanes, castañas de Pará, pistachos/ alfóncigos y macadamias o nueces de Australia), altramuces, apio, mostaza, sésamo y dióxido de azufre.

Los restaurantes
Durante las vacaciones no solo se frecuentan más los restaurantes, sino que suelen ser otros diferentes a los habituales que ya conocemos. Cuando comemos en un restaurante tenemos que leer detenidamente la carta y, ante la duda, preguntar directamente a los empleados sobre los ingredientes de los platos que consumiremos antes de elegir la comida. Finalmente, los pacientes tienen que estar familiarizados con situaciones en las cuales los alimentos puedan contaminarse con otros como en la utilización de planchas, batidoras… Y tener en cuenta que hay pacientes muy sensibles, que presentan síntomas después del contacto cutáneo con los alimentos a los cuales son alérgicos o trazas de estos y después de la inhalación de vapores de su cocinado, como es el caso de los algunos alérgicos a los peces. Y nunca tienen que compartir comer ni utensilios.

El enfrentarnos a una carta diferente y con personal que no conocemos dificulta la seguridad de la selección, pero tenemos que tener la libertad de preguntar siempre cualquier duda para no cometer un error que puede tener consecuencias no deseables. Aunque existe una normativa que regula la declaración en la carta de la presencia de los 14 alérgenos obligatorios, es importante comprobarlo preguntando al personal directamente.

Campamentos de verano
En esta época del año es cuando se realizan con más frecuencia este tipo de experiencias y generalmente son de larga duración. Es importante informarnos de las medidas de seguridad que nos ofrecen, si hay personas responsables de su vigilancia y si tienen algún protocolo o experiencia en el manejo de estos niños. La familia tiene que aportar el informe médico y la medicación para el botiquín de emergencia de la misma forma que lo ha hecho en el centro escolar.

En definitiva, y como recordatorio:
Extremar las precauciones en las comidas que se realizan fuera de casa. Las reacciones más graves ocurren fuera del hogar, en lugares públicos, la mayoría en restaurantes, fiestas o reuniones.

Pilar Rubert Saura- Coordinadora

Integradora Social

Dilatada experiencia en proyectos destinados a niños/as que presentan necesidades educativas especiales.

Coordinadora de la mayor parte de los Campus Natura que se han llevado a cabo hasta la actualidad.